Bhaskar y ‘La máquina de contenido’
El desarrollo tecnológico está modificando los canales a través de los cuales nos comunicamos; la conexión, la transferencia de datos, los vínculos, etc., incrementan la existencia y expansión de la red por donde fluye una gran cantidad de información. En este sentido, el libro electrónico representa uno de los mayores cambios en la digitalización, pues el contenido es maleable en el sentido de que su inmaterialidad facilita la duplicación y, por lo tanto, la circulación inmediata de los textos. Sin embargo, lo anterior afecta la cadena de valor y el trabajo del editor, ya que al no tener el libro en físico el lector considera que los precios son elevados y olvida que “los costos de impresión son sólo un pequeño porcentaje del precio de venta […]” (50), pero también se generan gastos para pagar el trabajo del autor, el editor y en mercadotécnica.
Por otro lado, resulta interesante observar que las redes digitales crean nuevas formas de ‘escribir’ y de concebir la literatura, pues la tecnología da paso a la llamada ‘ficción de red’, la cual se caracteriza por ser interactiva y geolocativa, por contener gráficos e imágenes digitales y por reproducirse de manera dinámica y algorítmica. Esto demuestra que la transmedialidad ha traspasado lo impreso.
La digitalización tiene sus ventajas y desventajas, por ejemplo, para los autores que se autopublican y logran ventas exitosas, las posibilidades de publicar en editoriales reconocidas aumentan. Además, este tipo de autores inspiran a grandes empresas como Amazon para crear nuevos soportes y plataformas para que el lector tenga una experiencia más agradable con el libro digital. No obstante, la existencia de este tipo de industrias, como menciona Bhaskar, centralizan la producción de los libros y el trabajo de los editores.
Desde mi perspectiva y como señala Bhaskar, la era digital abre un sin fin de posibilidades para la comunicación y la producción de libros, considero que no todo es negativo, sobre todo para las editoras y editores, más bien, la capacidad de adaptabilidad y las propuestas que generen para los nuevos lectores, marcará un parteaguas en la recepción tanto de libros digitales como impresos.
